La cirugía de la tiroides, o tiroidectomía, se realiza para extirpar parte o toda la glándula tiroides, la cual desempeña un papel crucial en la regulación hormonal y el metabolismo. Este procedimiento se utiliza comúnmente para tratar el cáncer de tiroides, bocios grandes, hipertiroidismo (tiroides hiperactiva) o nódulos sospechosos que podrían ser cancerosos o causar dificultades para respirar o tragar.
Dependiendo de la condición, la cirugía puede implicar una tiroidectomía parcial (eliminación solo de la parte afectada) o una tiroidectomía total (extirpación de toda la glándula). En algunos casos, también se extirpan los ganglios linfáticos cercanos para prevenir la propagación del cáncer de tiroides.
La cirugía de la tiroides se recomienda para individuos con cáncer de tiroides, bocios grandes o nódulos que sean sospechosos o que estén creciendo. También es necesaria cuando el hipertiroidismo no puede controlarse con medicamentos o terapia con yodo radiactivo.
Este procedimiento suele ser elegido por pacientes que experimentan dificultades para tragar, problemas respiratorios o preocupaciones estéticas debido a un agrandamiento de la tiroides. En casos de cáncer de tiroides, la cirugía es el tratamiento principal para extirpar el tumor y prevenir su propagación.
La cirugía de la tiroides consiste en extirpar parte o toda la glándula tiroides, preservando las estructuras cercanas como las cuerdas vocales y las glándulas paratiroides para prevenir complicaciones.
Se administra anestesia para la comodidad del paciente.
Se realiza una pequeña incisión en la parte inferior delantera del cuello.
La porción afectada de la glándula tiroides se extirpa cuidadosamente (tiroidectomía parcial o total).
Los ganglios linfáticos cercanos pueden ser extirpados si se detecta cáncer.
La incisión se cierra y comienza el monitoreo postoperatorio.
La recuperación de la cirugía de la tiroides suele ser rápida, y la mayoría de los pacientes retoman sus actividades diarias en una o dos semanas. Es común experimentar leve hinchazón, incomodidad en la garganta y cambios temporales en la voz, los cuales suelen mejorar en unas pocas semanas.
Ofrecemos cuidados postoperatorios personalizados, que incluyen manejo del dolor, monitoreo de la voz y pruebas de seguimiento para asegurar una correcta cicatrización. Si se realiza una tiroidectomía total, los pacientes necesitarán terapia de reemplazo hormonal tiroideo de por vida para mantener niveles hormonales normales. Los análisis de sangre regulares ayudan a ajustar la dosis de medicación según sea necesario.
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